viernes, 12 de marzo de 2010

Con ojos de vaca

Soy una vaca!!!!
Sí, lo asumo…o mejor dicho, lo acepto.
No, no es porque estoy gorda. Eso es por mi reciente embarazo, guarangos!!!
Digo que soy una vaca, porque desde que me he convertido en madre logré establecer ciertos paralelismos con ellas que paso a detallar:
La vaca quedó preñada después de un encuentro lujurioso con un semental. Después de ese encuentro…nada. Bueno, con mi marido lo mismo: lo de nada de nada,( no lo de lujurioso semental, no tengo tanta suerte). Me sentía tan para el culo durante la “dulce espera” que no quería que ni se me posara una mosca. Menos que menos, mi marido
La vaca va a todos lados con su ternerito porque ella es su único sustento. Yo voy a todos lados con la beba. Ya no nos une el cordón umbilical, sino un par de tetas. Ya no hay tiempo para mí. Me he convertido en “unicéjala” porque ni tiempo para depilarme tengo. Es más, antes de depilarme, estoy pensando en afilarme los cardos, para mantener a raya a mi marido, durante la cuarentena.
La vaca ve pasar por la ruta autos que vienen y van, es decir, ve que la gente hace cosas, se divierte…sale, hace su vida. Alcoyana-Alcoyana!!! Diría Berugo Carámbula. La gente hace cosas, y yo lo sé porque los espio por la ventana de mi casa. Yeguos de mierda!!! Y me lo muestran en mi propia cara!!! Exhibicionistas!!!
La vaca, una vez que su ternero se destete, correrá una suerte mortal, luego de la cual será dividida en cuero, carne, cebo y huesos. Una vez que mi beba se destete, yo tendré que volver al trabajo y tendré que dividirme en: madre, maestra, esposa y ama de casa.(Si bien el paralelismo es menos macabro, no por eso es menos desolador.)
La vaca duerme parada como yo. Practico el Kamasutra del sueno. Es decir que con tal de dormir un ratito, me recuesto en los lugares más impensados y me quedo ahí, no siempre en una posición feliz. El que se pone feliz es mi kinesiólogo cuando le pago por descontracturarme.
Por último, a la hembra vacuna le dicen vaca. Y a mí… también!!!