domingo, 5 de octubre de 2008

Mi nuevo estado civil

Hace poco he adquirido un nuevo estado civil: “Felizmente divorciada”. Sí, aunque a algunos les resulte chocante pienso que lo mejor que hice en la vida fue casarme para poder sentir el placer de poder divorciarme. A mí no me engañan más, nadie que no se haya divorciado ha conocido realmente la felicidad. Estar casado es un bajón. Ya la cosa empieza la noche de bodas porque…el tipo ronca. Ahí ya tenés cagada más de la mitad de tu vida matrimonial. Los tipos piensan que nosotras no queremos tener sexo porque somos histéricas o frígidas…en realidad es que no queremos que se duerman porque RONCAN. Es como que en el momento en el que te entregan la libreta colorada, te adjuntan un certificado de dominio de tu propio aserradero con hiperactividad nocturna. Porque esa pesadilla empieza…y dura…todas las noches de tu puta vida de casada. Una vez pasadas las noches te tenés que enfrentar a la dura realidad de despertarte( si en algún momento de la noche pudiste pegar un ojo) y enfrentarte a lo más parecido a Pie Grande: todos los pelos parados, lagañas hasta en las cejas y aliento de caníbal necrófilo ( es decir… se morfó un cadáver). La barba es otro asunto. Ellos insistirán en darte un beso de “buenos días” en ese estado y se considerarán ofendidos por el hecho de tener que correrte por la casa. Vos estarás huyendo de su rallador de quesos facial, pero a ellos les importará un carajo.Para ellos eso es amor…neurótica!!!
Otro bajón es la comida. En ese momento lo mejor es haberse casado con un huérfano porque si no la comparación con” la comida de mamá es inevitable”. Un lindo gesto hubiera sido, que como regalo de bodas, la yegua de tu suegra te pasara un libro con las recetas de esas mierdas a la que tu marido llama “comida”, pero eso hubiese significado deponer las armas, fumar la pipa de la paz, entregarle las armas al enemigo, el fin de la guerra fría… eso nunca!!!
Limpiar, planchar… eso son cosas de mujeres ¡gracias a Dios! ¿Vos viste cómo te dejan la mesa que tenía polvo cuando los mandaste a pasarle un trapito? ¡Llena de migas! El boludo agarra cualquier trapito y te va desperdigando las miguitas por tooooooda la casa.
Quieren tener sexo todas las noches. ¿Para qué? ¡Si son aburridos! ¡Ni loca me pierdo un capítulo de Lost por tener relaciones con mi marido! Una buena opción podría ser ver el capítulo mientras tengo relaciones, pero si me distraigo y dejo de fingir el orgasmo, se ofende. Los hombres creen que fingimos el orgasmo para hacerlos sentir bien a ellos porque nosotras somos frígidas. ¡Calumnias! ¡Error conceptual! Nosotras fingimos el orgasmo para que la tortura acabe pronto. Además, tenemos que dormirnos rápido, antes que ellos porque si el aserradero empieza a funcionar antes que nosotras estemos junto a Morfeo… cagamos. Como verán, desde que me separé ya no padezco todas estas cosas. Me he sacado no digamos “una cruz “ de encima, me he sacado “un Cristo Redentor con todo el Pan de Azúcar y un contingente de turistas chinos”.
Ustedes se preguntarán ¿por qué mierda me casé? Eso mismo me pregunto yo.

martes, 2 de septiembre de 2008

Fauna autóctona del gym

Después de haber asistido durante varios meses al gimnasio de mi barrio, y de haberme observado y observado a los demás, me he dado cuenta que existe una fauna autóctona del gim. Paso a enumerar:
Las chicas lindas, con terrible lomo pero con escoliosis ( una pena porque por mirarles el culo los tipos no le miran la cara).
Las chicas feas con terrible lomo y con escoliosis también… lo que, supongo, será un alivio para los tipos porque por mirarle el culo no le miran la cara.
La treintañera entrada en kilos…muy entrada…digamos que ya están en el living. A estos especimenes todavía les quedan los resabios de juventudes turgentes… es lo único que les queda porque de las tetas y el culo mejor no hablar.
Las cuarentonas y cincuentonas que, por recomendación de una vecina mal llevada deciden inscribirse en un gym. Son fáciles de identificar por lo vistoso de su atuendo: calzas de colores brillantes, remera floreada o con motivo naval, vincha de toalla, botellita de agua en la mano, sudorosa…desagradable.
El señor gordo que por recomendación medica “se tuvo” que anotar. También fáciles de identificar: shorts o extremadamente cortos o extremadamente largos ( siempre en los extremos), remeras ajustadas por la adiposidad localizada ( lo que deja ver a las claras que esa es la primera vez en su vida que hace actividad física).
El jovencito musculosa que va a hacer sociales. Característica: 1 serie de 10 repeticiones en algún aparatejo, 20 minutos de descanso chamuyándose a las minas más potables del salón de fierros. Otra serie de 10 y otra de 20 de boludeo. En síntesis, se pasa toda la tarde hasta entrada la nochecita sin haber transpirado ni una gota y con la rutina a medio terminar.
El jovencito flacucho que se anotó porque está cansado que lo jodan en el secundario.Quiere sacar músculos. Es su único objetivo en la vida. Y ahí anda, de aparato en aparato, matándose con la carga y las repeticiones. Eso sí… Cada vez que termina una serie se para de perfil frente al espejo y controla si le han crecido los brazos, los pectorales y hasta el culo. Se pasea en pose de fisicoculturista en competencia. Es el “nerd” de las pesas.

Ustedes se preguntarán en qué categoría estoy yo…no se los pienso decir. Ahora bien, si por casualidad me encuentran en el gimnasio…les pido un favor: no se rían de mi remera floreada.

domingo, 31 de agosto de 2008

Confesión

Estoy en el Facebook!!!!…sí…lo confieso como quien ha cometido un pecado mortal.
Al principio recibí una invitación de un personaje infame que pertenece a mi entorno y allí comenzó la cosa. En menos de dos días me vi rodeada de amigos a quienes NO CONOZCO. Yo los acepto a todos, fiel a las enseñanzas de Roberto Carlos…yo también quiero tener un millón de amigos.
El tema fue cuando empezaron a aparecer viejos conocidos, los compañeritos de la primaria, los de la secundaria, los que estaban conmigo en el club… es decir…todos mis fantasmas del pasado. Yo estaba contenta con que siguieran siendo fantasmas…los recordaba con cariño, hasta con cierta nostalgia por el tiempo pasado. Era una de mis actividades favoritas recordar gente e inventarles una vida en función de las características que yo había llegado a apreciar. Pero con el Facebook todo se me fue a la mierda. AHORA SÉ QUÉ LES PASÓ!!! Me entero de todos los pormenores. El Facebook me cortó la inspiración creativa. Es una mierda el Facebook!!! Lo odio!!! Si opinan lo mismo que yo, por favor escríbanlo en mi muro así mis amigos se enteran.

jueves, 31 de julio de 2008

Lo que pienso cuando estoy al cuete!!!!!!

Ayer me vinieron a conectar la banda ancha y el momento más tensionante que viví fue cuando abrí mi billetera para darle la propina al instalador y me di cuenta que no tenía ni un mango.
Me deshice en disculpas pero el señor se ve que no pensaba cosas buenas sobre mí ni sobre mi madre. Su cara me lo demostraba.
Luego de un estruendoso portazo que aseguró su salida del edificio me puse a reflexionar: ¿Cuántas veces nos sentimos obligados a dar una propina? Obviamente empecé la enumeración con el señor del servicio de cable, seguí con el mozo del bar, el chico del delivery, el que te cuida el auto en la calle, el vallet parking, la que te da el papel al entrar al baño, el muchacho del supermercado con envío a domicilio, el acomodador del teatro, e incluso se le da propina al encargado del edificio cada fin de año.Y entonces surgió mi pregunta: ¿por qué les tengo que dar propina? De alguna manera estaría haciéndole el caldo gordo a los empleadores de estas personas que los contratan con un mísero sueldo asegurado más las propinas ( sobre las que no hay descargas sociales). Obviamente así contrata cualquiera si parte del sueldo se lo va a pagar el boludo que reciba la pizza, al tipo que sientes en el cine o al que le conectes un cable. ¿Por qué hay que pagar propina si en realidad esa persona no está haciendo nada más que cumplir con su trabajo? ¿No es lo esperable que el del delivery te traiga la comida caliente a tu casa ( por eso es un delivery), o que el acomodador te acomode, o que el mozo te traiga el pedido? Es para lo que los contrataron y nosotros, los boludos, para no quedar mal, pagamos un extra que no nos corresponde. ¿O acaso al médico le pagan una propina por haber curado a un paciente? ¿ A un maestro le dan propina por haber enseñado las tablas? ¿A una telefonista le dan una propina cada vez que atiende el teléfono? ¡NO! Y la explicación es muy simple: ¡PORQUE SÓLO ESTÁ CUMPLIENDO CON SU TRABAJO!
Por esa razón, me he decretado en rebeldía. De ahora en más no pago propinas. E invito a cualquiera a tomar un café y discutir sobre el tema. Eso sí, yo pago el café pero… dejen algo para la propina, che.

No es del Golden todo lo que seduce

Hay lugares en la vida que uno no puede dejar de conocer. El Golden es uno de ellos. Desde hacía años que quería ir a ese “cabarulo femenino” para ver … VAYA A SABER QUÈ COSA NOVEDOSA.
Cuando mis compañeritas de trabajo me invitaron a festejar , debo confesar que lo dudé, pero luego de conversar largamente con mi psicólogo me aconsejó que fuera; nadie me miraría como una vieja verde, nadie me juzgaría como una sexópata y nadie me diría “insatisfecha sexual”. Ya se sabe…entre bueyes no hay cornadas.
Allí estaba yo dos semanas después .Tuve que esperar una hora en la puerta. Obviamente, los tipos pasaban y… contrariamente a lo que me habìa dicho mi psicólogo…me miraban con cara de “qué vieja verde que sos”, “sos una sexópata, mamita” o… “después vengo y te doy una revolcada, perra insatisfecha”.
Dentro del local nos recibieron “los muchachos” que nos sirvieron unas riquísimas pij…digo pizzas.
Un travesti anunciaba a los bailarines.
El primero que apareció recibió una gran ovación…la cual fue decayendo a medida que iban transcurriendo los minutos igual que su entusiasmo y la erección de su miembro.. El muchacho vestidito con un short de lycra se meneaba de un lado para otro. Supuestamente eso debía enloquecernos. Pero lógico, una cosa es el entusiasmo de los primeros 5 minutos. Luego las que estábamos sentadas en la primera fila y el interés en el tamaño del bulto ya había pasado a segundo plano, empezamos a notar que la sonrisa del bailarín había comenzado a desdibujarse. Claro… ¿quién podría sonreír con los retortijones que te debe dar tanto bamboleo?
Luego de un rato, el bailarín se fue dando paso al “piloto”. Un muchachote obviamente disfrazado que, subió al escenario de un salto y luego de tomarse un trago, abrió su saco y nos mostró, sin preaviso alguno, el miembro viril más espeluznante que haya visto en mi vida.
Me sorprendí, no por lo intempestivo del movimiento, sino por la extraña coloración de su miembro que asomaba por arriba del pantalón tímidamente o quizás queriendo huir porque sabía la que se le venía.
Debo confesar que pensé que era un chasco. Que en cualquier momento el muchachote se iba a abrir el pantalón y esa prótesis iba a caer para dar paso a algo más sensual… pero me equivoqué. No sólo no era plástico, sino que era efectivamente su pene. Una cosa espeluznante de ver. Estaba totalmente MORADO.
A esa altura yo ya no podía calentarme con nada porque la pena me invadía. Una pena terrible por el pobre pito que estaba siendo retorcido sin piedad por su dueño.
Todo el show fue así : penes a punto de ser amputados por mala irrigación sanguínea, pubis raspados con la afeitadora para evitar las manos bestiales de cuanta boluda calentona se quiera agarrar de los pelos, bailarines drogados…. Incluso cuando el bailarín se me acercó, bamboleando sus boleadoras… le di a entender que estaba perdiendo su tiempo, que era preferible que se fuera a tomar un café; bien lo necesitaba para descansar y darle un poco de paz a sus caderas e intestinos.
Conclusión, cuando terminó el show , que para mí duró siglos porque una vez que viste a uno, viste a todos, los bailarines salieron corriendo del local y yo tras ellos. Igual me saqué una foto … al fin de cuenta… PARA ESO ESTÁN ¿no?

lunes, 28 de julio de 2008

Visita rural

Hoy fui a la exposición rural. La verdad es que me carcomía la intriga .Los diarios titulaban “Grandes ausencias” porque los granaderos, y ningún funcionario del gobierno iba a asistir el sábado a la gran inauguración gran…pero en realidad no hay un solo lugarcito vacío. Por ser lunes, día de descuento a jubilados y estar en el inicio de las vacaciones de invierno, para apoyar el culo en una de esas tribunas que dan a las pistas donde saltan los caballos, tuve que pedir permiso tres veces y correr a toda una hilera de viejitas muy emperifolladas que me miraron con muy malos ojos ( quizás porque tenían cataratas).
Yo me divertí mirando “las fachas” tanto de hombres como de mujeres. No sé si venían del campo, tampoco sé qué nivel socio económico tenían…pero parece ser que está de moda la onda campestre. No importaba si estabas con un piloto al mejor estilo Bogart, eso debía combinar con un hermoso par de alpargatas de cuero y una boina. Las minas con ponchos y botas de taco aguja, obviamente acompañadas por un hermoso sombrero estilo Harrison Ford en Indiana Jones. Parece que ahora lo glam viene de pampa adentro.
Me impresionó mucho darme cuenta cuán grande es la crueldad humana. En el stand de los porcinos…mientras los pobres chanchos roncaban a lo loco… a los dos metros los estaban ¡rematando!
Pero lo que pasa en el stand de las vacas es de lo peor. En el stand no sólo están ellas, sino también ¡el restaurant- parrilla! Y ahí nomás nos comemos a la vaquita con la que le acabamos de sacar una foto al benjamín de la familia. ¡Hay algo más cruel! Es como hacer una cita con la vaca: acá sos hermosa y por eso me saco una foto…pero en tres horas te veo en el restaurant. Las vacas lo saben…conocen nuestros oscuros pensamientos y nuestros sádicos deseos carnívoros… por eso nos miran de reojo. Saben que lo que separa la vida de la muerte es el corredor de 3 metros que hay entre su corral y el restaurant. Saben que nuestra sonrisa es sarcástica…hipócrita. Saben que poco nos importa su pelaje, su color, su raza e incluso su condición de madre… nos importa su lomo, su nalga, su molleja… es decir..poco nos importa por fuera… porque lo esencial… no está visible a los ojos pero es sensible al paladar.

lunes, 21 de julio de 2008

Mi auto

No hace mucho que manejo. Mi auto es el primero que tengo y estamos aprendiendo juntos. Él está aprendiendo que yo soy una loca, y yo estoy aprendiendo que él es una máquina a la que no se puede putear como a un ser humano porque no va a responder.
Bueno…la cosa es que yo de mecánica no sé ni pío. Obviamente, como eso es una desventaja frente a un mecánico que nota la desesperación en la cara de uno cada vez que el auto no anda, estoy tratando de interiorizarme de los componentes y su funcionamiento.
Por ejemplo, ya sé que todos los autos tienen: burro de arranque, cigüeñal, árbol de leva. Incluso el otro día controlándole los líquidos el muchacho de la estación de servicio me dijo que le faltaba agua al “sapito”, ¡¿A qué le falta agua?!- le pregunté entre sorprendida y asqueada. ¡Al sapito!- me contestó el muchacho que se extrañó de mi arcada. Y bueno…dale agua- le contesté yo porque lo último que necesito en este momento es un bicho muerto en el motor.
Mientras salía de la estación de servicio con el batracio hidratado pensé en todo lo que tenìa mi auto y lleguè a la conclusión que:
si al burro, al árbol y al sapo le agregaba la tierra que tiene siempre…¡mi auto es lo más parecido a un paisaje campestre!

¡La culpa es de mamá!

He llegado a la conclusión que la culpa de todo lo que sucede en la vida de una mujer, la tiene la madre. Si… la madre. Obviamente muchas escuelas psicológicas ratificarían mis dichos, pero yo no baso mi reflexión en otra cosa más que en la observación y el análisis de cuanta mina conozco ( lo cual me incluye).
Desde chiquitas nos cuentan esas historias de princesas solitarias y entristecidas que esperan la segura llegada del príncipe azul. A partir de los dos años empezamos a vivir en un mundo de fantasía en el que somos las princesas en apuros que seremos rescatadas por un valiente y apuesto príncipe en su corcel brioso.
La cosa es que uno va creciendo, pasa por la etapa de la adolescencia y llega a los veintipico pensando que algún día llegará el príncipe, que a estas alturas llamamos “el amor de mi vida”. Y bueno… como a todo chancho le llega su San Martín, un día aparece “Él” .
Él no es para nada apuesto, mucho menos valiente y ni por las tapas es un príncipe… pero llega en un Fiat 147 blanco…y para nosotras es la señal prodigiosa… “Es él”.
La cuestión es que pasa el tiempo y uno decide hacer realidad el cuento y se casa…huyendo del castillo paterno. Y ahí comienza la verdadera historia… porque todos los cuentos de hadas terminaban en el momento que los protagonistas se casaban y la leyenda final era “ y fueron felices por siempre”. Uno daba por sentado que la felicidad venía asociada directamente con el hecho de casarse. ¡GRAN ERROR!
En tu cuento no hay animalitos del bosque que te ayuden a limpiar, lavar, ordenar, cocinar y planchar. La pilcha te la tenés que comprar en 11 en la tienda de unos coreanos que se llama “El hada madrina no existe”, Comprobás con tristeza que lo más común del mundo es que te pinches los dedos con la aguja cuando tratás de pegarle los 8 botones de la camisa del “príncipe” que hizo saltar al hacese el stripper la noche anterior.. En síntesis… te das cuenta que las princesas viven en Europa, y que vos no te llamás Máxima.
Para esta altura ya tu príncipe se ha convertido en sapo… digamos… en escuerzo.
Comprendés que a pesar de los 14 años que estuviste de novia con el susodicho… es un perfecto desconocido. ¡Sí, un desconocido! O es acaso que vos sabías que el hombre educado con el que te casaste sabía más palabrotas que el jefe de la barra brava de Boca. ¡Y las comienza a recitar cual letanía ante el menor inconveniente!
¿Sabías que sufría de Parkinson, especialmente cuando mea? ¡No hay día que deje la tabla arriba y el piso limpio!
¿Sabías que es un oceanógrafo frustrado? Como tiene fobia a usar la cortina , crea unos hermosos paisajes submarinos con la ropa que deja tirada en el piso del baño. Obviamente, como es amante de la naturaleza, vos serás la encargada de volver todo a la normalidad ordenando y secando todo su despelote.
¿Sabías que su cuento preferido es “Pulgarcito”? Todos los días lo recrea cuando llega del laburo. Desde que traspone el umbral de la puerta de calle comienza a marcar el camino por el que regresará mañana. Primero tira el saco, después la corbata, los zapatos, el cinto, el pantalón, las medias y por último la camisa. No tenés que preocuparte porque él asegurará casi enojado que “ ahora lo arregla”. El “ahora” es un tiempo verbal que en el universo masculino se ubica en el futuro…en el más remoto de los futuros… digamos que es un futuro incierto.
¿Sabías que tenía la voz lo suficientemente potente como para cantar en el Colón junto a los tres tenores? Eso lo descubrís cuando se entra a duchar y se da cuenta que se olvidó de llevar: la toalla, el calzoncillo, las medias y El Gráfico… porque para él el baño es como la biblioteca del Congreso. Se ve que también tiene dificultades para encontrar las cosas, especialmente el picaporte del baño para salir e ir a buscar él solito las cosas que se olvidó. Entonces empieza a los gritos…y si es necesario tendrá que venir la vecina a darle las cosas…pero él de su búnker no se va a mover.
Estas son sólo algunas de las cosas que no conocemos cuando nos casamos y que descubrimos, no digamos con tristeza, sino con desesperación, a la semana de haber pasado por el Registro Civil.
Recordás a la madre del juez de paz que te casó en quince minutos porque lo estaban esperando en un asado... y es a partir de ese momento que comenzás a pensar que lo mejor que te podría pasar es que tu primer hijo fuera una mujer… PARA PODER VENGARTE… para leerle todos esos putos cuentos que te pudrieron la cabeza y asegurarte que vos no seas la única idiota que se clavó con un sapo.

domingo, 20 de julio de 2008

La Sonrisa de Rony

Desde hace un año ya que me he tomado la costumbre de ir al gimnasio dos veces por semana.
Debo confesar que al principio me costaba bastante pero con el correr de los meses y la observación de algunos resultados, me empecé a acostumbrar y ahora ya es mi ritual. Tal es así que los días que falto por algún motivo valedero, me da como un síndrome de abstinencia y me empiezo a sentir mal… angustiada… culposa digamos.
Bueno… la cuestión es que hace ya varias semanas que mi profesor habitual de gimnasia localizada, falta. Está enfermo, cuando no es por una cosa es por otra y…falta.
Parecerá una tontera, pero las 40 lechonazas que asistimos sistemáticamente a sus clases, lo extrañamos. El club, muy contenedor y cuidando de la clientela, nos pone profesores suplentes que hacen lo imposible por hacernos sentir menos la ausencia de Martín.
Hoy fue uno de esos días de ausentismo del profe y a las siete de la tarde entró al salón vidriado donde hacemos nuestra clase un suplente.
A primera y segunda…y tercera vista estaba muy bien. Típica figura de triángulo invertido que tanto gusta a las chicas . Fuerte por donde se lo mirase.
Claro…al correr de los segundos ( porque no necesité más de 20 para comprenderlo) saltó ante mis ojos la verdad: la forma triangular de su musculoso cuerpo no era lo único invertido que tenía “RONY”.
La clase comenzó con una música marchosa y terriblemente estruendosa. Ya eso me predispuso mal porque no hay nada que me moleste más que los ruidos fuertes. Pero al ratito comencé a sentir cierto malestar hacia el musculoso profesor que se zarandeaba de un lado al otro tratando de hacernos entrar en calor. Más allá de lo desagradable sensación de sentir que el cuerpo comenzaba a levantar temperatura y la remera comenzaba a humedecerse, traté de racionalizar el motivo de mi sentimiento negativo hacia el pobre Rony que ahora aleteaba sin cesar. Yo no soy muy puritana y no me gusta discriminar, por eso no podía creer que me sintiera así por su situación de muchacho “feliz “( ¿no es eso lo que significa la palabra GAY?). La reflexión me llevó varios minutos, porque pensar no es mi fuerte, hasta que llegué a la conclusión de que lo que me molestaba de Rony no era su condición de homosexual, pues al fin de cuentas cada uno puede hacer de su culo un candelabro ( nunca mejor usada la metáfora), sino que lo que me molestaba era esa sonrisa tatuada en su cara. Era una sonrisa amplia, de esas que muestran que uno tiene todo el comedor sano y completo o por lo menos bien arreglado y limpito. No dejaba de moverse, transpiraba copiosamente, pero la sonrisa era permanente. Varias justificaciones saltaron a mi mente para responder a la famosa pregunta pendenciera “¿De qué mierda te reís?”. Primero pensé que lo hacía para levantarnos el ánimo, al fin de cuentas estábamos sufriendo la ausencia de nuestro profe. Luego pensé que lo hacía para caer simpático. Luego pensé que lo hacía porque se lo exigía el contrato con el club… pero cuando nada de eso justificaba que en medio de los abdominales y las sentadillas con pesas el tipo siguiera sonriendo… comencé a pensar que en realidad algo más macabro debía estar detrás de esa fachada amigable de Rony.
“¿De qué se ríe el puto este?”- pensé para mis adentros, “¿Por qué todos los putos son simpáticos, se ríen con facilidad y caminan como saltando en un jardín florido?”. ¿Qué es lo que tienen ellos que uno no tiene? ¿Es que han encontrado el secreto de la felicidad? ¿Qué tienen los putos que no tenga yo?. En eso estaba pensando mientras trataba de levantar la pierna con una tobillera de medio kilo atada , cuando de pronto ví la luz… y obvio… subí.. Como una visión divina comencé a ver todos los pros de ser gay, y todas las contras de ser mujer.
¿Cómo no van a ser felices si no sufren los malestares premestruales, los dolores menstruales y las separaciones posmenstruales?
Si una mujer es conocedora de varios hombres ( en el más estricto de los sentidos bíblicos de la palabra) se la califica de “puta”. ¿Què se le dice a un puto promiscuo?¿” Re puto”, “puto puto” “puto al cuadrado”? ¿Què es peor para un puto que te digan puto? NADA. Así que su putez queda impune, no siendo igual la regla para las mujeres ( que esperamos con ansias que llegue la regla si hemos estado putaneando por ahí).
Los putos no tienen hijos por lo tanto no se les caen las tetas, no se les deforma el cuerpo, no le salen várices, no se les ensanchan las caderas, no se les cae el lculo, no les salen estrías y lo que es fundamental… pueden dormir, cagar , bañarse y coger cuando quieran y cuanto tiempo quieran. Las mujeres que hemos sido madres bien sabemos que esos cuatro verbos, después del parto se conjugan poco, rápido y mal
Todos los putos son lindos, así que los que forman parejas lo hacen con seres tan hermosos, bellos y cuidados como ellos. No corremos la misma suerte las mujeres que en más de una oportunidad besamos a nuestras parejas para ver si se cumple la profecía del cuento fantástico y los sapos que tenemos al lado, se transforman de una vez por todas en hombres hermosos, bellos y limpitos.
Cuando había llegado a este punto de la reflexión, entre gemido y gemido de dolor, llegué a la triste conclusión que ser puto está bueno… tenés todas las ventajas y ninguna desventaja… así que entonces compredí la sonrisa inmutable de Rony que seguía exigiendo que hiciéramos movimientos que no he visto ni siquiera en las contorsionistas del circo de los acróbatas chinos.
Y como broche final… ese puto… se estaba vengando de cuarenta minas que además de pasarla peor que él en la vida, tratábamos de imitarlo en sus movimientos de cisne. Mirando al grupo era lógico que se riera, porque se vengaba y porque estábamos moviéndonos patéticamente. Una mujer no puede llegar ni a la suela de los zapatos de Rony, él lo sabía y ahora lo sé yo. Por eso… seguramente, la próxima vez que nos crucemos en sus clases… seremos dos los que nos riamos.